La historia cultural de Azua

Por Emilia Pereyra

En primer lugar deseo agradecer a los organizadores de la novena Feria del Libro de Historia por invitarme a participar en el programa de actividades de este evento dedicado a resaltar las historias locales, y precisamente el tema que hemos escogido se refiere a la historia cultural de la provincia donde yo nací y viví permanentemente hasta que me trasladé a Santo Domingo para ingresar en la universidad.

Como sabemos Azua de Compostela es una de las demarcaciones más antiguas de la isla de Santo Domingo, pues fue fundada en una etapa temprana de la colonización, durante el gobierno de Nicolás de Ovando, en el año 1504 por el adelantado Diego Velázquez de Cuéllar (que posteriormente se convertiría en el conquistador de Cuba).

En 1507, o sea a escasos tres años de haber sido fundada, fue introducida en Azua, como su patrona, la Virgen de los Remedios, a la que se le sigue rindiendo homenaje como parte de la tradición religiosa azuana, heredada desde entonces.

En aquellos lejanos tiempos coloniales, residió en Azua durante varios años (1504-1511) Hernán Cortés, quien trascendería en la historia como el conquistador de México. En el litoral sur de la isla de Santo Domingo, Cortés se desempeñó como escribano público y se dice que solía pasar sus horas de esparcimiento en la playa Monte Río, la más conocida de la provincia.

Según el historiador mexicano Carlos Pereyra, autor de varias obras, entre ellas de Hernán Cortés y la epopeya de Anáhuac, ¡hay quien cuenta que fue en Azua donde al futuro conquistador le dio por empezar a soñar y que su sueño más continuo era como lograr salir de la pobreza. Cortés, nacido en Medellín, España, en 1485, llegó a la isla cuando Ovando combatía a los indios de Higüey y Jaragua y participó activamente en esas campañas militares, demostrando así condiciones para tales fines a temprana edad, ya que tenía unos 19 años.

Azua tiene una historia económica interesante y hasta sorprendente para quienes pudieran parangonar sus modos de vidas remotos con los de estos días, porque en sus tierras enclavadas en lo que muchos consideran el agreste sur operaron prósperos ingenios azucareros, y en el pasado lejano aquellos predios eran una fuente de provisión de madera de caoba, que se exportaba al exterior.

Sin embargo, hoy vamos a enfocarnos en nuestro tema, en la historia cultural, relacionada con la dedicación de parte de la gente azuana al cultivo de determinadas artes, un aspecto del que siempre se ha hablado.

Y aun en estos tiempos es frecuente que se diga que Azua es la Atenas del Sur, sin dudas una denominación que relaciona a la demarcación con la antigua Grecia, cuna de grandes filósofos que lograron la trascendencia universal.

Según el escritor, investigador y gestor cultural William Mejía, Azua es la provincia que tiene probablemente mayor acervo cultural acumulado en sus más de 500 años de existencia colonial .

La masonería y la educación en Azua
La masonería se instaló en Azua, tempranamente, en los tiempos de la ocupación haitiana. Entonces en el 1835 fue creada la Logia Masónica Perfecta Unión No.4, nueve años antes de que fuera proclamada la Independencia Nacional.

Fueron sus fundadores el general Mariano Mendoza, Manuel del Monte, profesor Alejo Ruiz, Esteban Mesa, Pierre Mouliá, Camilo Suero y el general Francisco Soñé, que se convertiría posteriormente en uno de los héroes de la batalla del 19 de marzo, primer enfrentamiento de relevancia librado precisamente en Azua contra los haitianos en el 1844, antes de que se conmemorara el primer mes de la proclamación de la independencia nacional, ocurrida el 27 de febrero del mismo año.

No hay muchas informaciones sobre cómo se desarrolló la enseñanza educativa en tiempos coloniales ni en las primeras etapas post independencia. No obstante, es sabido que el poeta y educador Nicolás Ureña de Mendoza, padre de la excelsa poetisa Salomé Ureña de Henríquez, dirigió la primera escuela normal establecida en Azua en el 1845.

Y además tenemos noticias de que el reconocido maestro, el puertorriqueño Eugenio María de Hostos, quien se destacó por sus renovadoras ideas educativas, estuvo en Azua en el 1882, como parte de un periplo en el que incluyó a San Cristóbal y a Baní, y que además influyó en los métodos de enseñanza a través de la Escuela Perseverancia, que operó en la demarcación desde finales del siglo XIX, bajo la dirección del reconocido maestro y compositor Emilio Prud’Homme, quien fue discípulo.

Otra persona que contribuyó al desarrollo educativo de Azua se encuentra el puertorriqueño Román Baldorioty de Castro, quien fue designado director de la Escuela Náutica en el 1875. A este educador se le rinde permanente tributo en Azua, pues el liceo principal de la provincia lleva su nombre. Otros maestros hicieron sus contribuciones como fueron Ignacio Trajano Potentini y Ángel Rivera.

También en Azua vivió en el siglo XIX Eduardo Scanlan Daly, militar, poeta, trovador y educador venezolano, nacido el 13 de octubre de 1840 y naturalizado dominicano en 1886. Se sabe que Scanlan fue profesor de inglés en Azua y se le considera uno de los primeros propulsores del socialismo conocidos en la historia dominicana .

Agraciado por Lilís, Scalán llegó a ser oficial mayor del Ministerio de Fomento, y luego secretario de la Gobernación Provincial. Fue ultimado el 9 de marzo de 1887, tras supuestamente haber pretendido a Emilia Ramírez, la esposa del general Santiago Pérez, a la sazón diputado ante el Congreso por la provincia de Samaná, quien lo asesinó en un arranque de celos.

 

Patrimonio arqueológico azuano

Sobre los primeros asentamientos humanos que se produjeron en su suelo, Azua conserva un patrimonio arqueológico significativo, estudiado por varios investigadores entre los que se cuenta el arqueólogo, antropólogo y escritor Marcio Veloz Maggiolo y al doctor Arístides Estrada Torres, uno de los padres tutelares de la cultura azuana.

Gracias a las investigaciones sabemos que en Barreras se encuentran evidencias de que en esa zona estuvo el primer asentamiento humano de la isla, que data de 4,650 años, lo que convertiría a Azua, de acuerdo con el investigador Rannel Báez, en la puerta de entrada de la humanidad a la isla.

Azua cuenta con una plaza ceremonial de gran valor antropológico, considerada por varios expertos como una de las más antigua en el área del Caribe. Está ubicada entre los municipio de Estebanía y Las Charcas.

No obstante, se desconoce el grupo cultural que la construyó. Pero hay indicios que la vinculan con grupos mayas de Mesoamérica. Su datación aproximada es de 800 a 900 años antes de Cristo.

De acuerdo con la arqueóloga Alexa Voss ese tipo de plazas no son muy comunes. Como esta plaza de Estebanía hay otra localizada en la isla de Malta y otra en Guatemala, la de Zotz, de origen maya.

El doctor Marcio Veloz Maggiolo, al evaluar el sitio, escribió lo siguiente:
“El corral de Estebanía, en Azua, es u recinto circular de primitiva hechura constituido por camellones de piedras recubiertos de tierra. Las piedras están colocadas una encima de otras, sin ningún aglutinante. Es uno de los corrales o plazas más antiguos de las Antillas según su tipología y podría ser un batey arcaico o primitivo, pero ello es difícilmente demostrable” .

Varias ruinas
En la calle 27 de febrero, entre las vías 19 de marzo y Bartolomé Olegario Pérez se hallan las ruinas de la iglesia de las Mercedes, que habría sido destruida por un terremoto. Por cierto, a lo largo de su historia Azua ha sufrido varios terremotos, y tras la ocurrencia del terremoto de 1751, la ciudad, que estaba en la zona hoy conocida como Pueblo Viejo, fue reconstruida a orillas del río Vía.

En Pueblo Viejo se hallan las ruinas de la iglesia, construida entre 1511 y 1514, y el convento de la Merced y otra ruina que sería de un edificio colonial no identificado.

A propósito el año pasado se iniciaron unos trabajos arqueológicos en las ruinas de la iglesia, sitas en Pueblo Viejo , en búsqueda de los restos del cacique Enriquillo, ya que de acuerdo con algunas versiones históricas el famoso guerrero taíno fue sepultado en este lugar en 1535.

Otros vestigios interesantes son las del antiguo ingenio Cepi Cepi, fundado en 1508, por Alonso de Suazo, y posteriormente adquirido por el escribano de la Real Audiencia Diego Caballero. La unidad productiva estaba ubicada a un kilómetro al oeste del municipio de Las Charcas.

Periódicos y sociedades culturales

Al finalizar el siglo XIX Azua contaba con varias agrupaciones culturales, entre las que sobresalen las sociedades denominadas Amantes a las Letras y La Protectora de la Instrucción, que auspiciaba la escuela Perseverancia.

También operó la sociedad La Progresista, que tuvo como órgano informativo y literario el primer periódico de Azua, denominado La Voz de Azua, creado en 1870, bajo la dirección de Lorenzo Puente Acosta.

Para entonces, la prensa avanzaba en la isla de Santo Domingo. Al iniciarse la Segunda República y hasta 1879, existían en el país 13 imprentas, repartidas de la siguiente manera: en la ciudad de Santo Domingo había 4; Santiago tenía 2, Puerto Plata 2; Moca 1; El Seibo 2; Samaná 1 y Azua 1.

A finales del siglo XIX en Azua existían varios periódicos que hacían labores de divulgación literaria e informativa tales como los periódicos El Estudiante, dirigido por el maestro Teodoro Noboa Féliz, El Esfuerzo, dirigido por el poeta Francisco J. Amiama Gómez, y La Lucha, dirigido por el profesor y escritor Bartolomé Olegario Pérez. Otro periódico que se produjo en Azua fue Athene.

A lo largo de los dos últimos siglos se crearon en Azua varias sociedades culturales, clubes y otras entidades similares con el propósito de impulsar el desarrollo. Entre estas entidades sobresale la sociedad Athene, fundada el 15 de agosto de 1925, bajo el liderazgo del poeta Héctor Viriato Noboa, la cual ha jugado un importantísimo rol en el desarrollo de la cultura azuana.

Posteriormente, la Sociedad Literaria Minerva, fundada el 8 de mayo de 1931m pasó a formar parte de la sociedad cultural Athene, mediante una fusión entre estas dos instituciones. Entre sus fundadores estuvieron Rafael O. Brito, Carlos Edgar Agramonte, Fernando Méndez, Francisco Sánchez, Porfirio Noboa, R. Armando Aybar hijo, David García, Ernesto Oviedo, Milcíades López y Aníbal Feliz.

Desde su fundación la sociedad Athene le brindó a Azua los servicios de su biblioteca, que inicialmente llevó el nombre del poeta Miguel Ángel Garrido. Mucho tiempo después, durante el gobierno de Antonio Guzmán, fue denominada Biblioteca Doña Jimena Fernández Vda. Guzmán. En el espacio que fue sede de esta biblioteca funciona el Centro Cultural Héctor J. Díaz, que maneja el Ministerio de Cultura.

A lo largo de los años, la sociedad cultural Athene ha liderado el movimiento cultural de Azua y expandido hacia el resto del sur su influencia organizativa, pues ha realizado importantes eventos que han tenido un impacto positivo en la zona. Es el caso del concurso literario atheneísta, que empezó como una iniciativa regional en el 1985, cuando fue fundado por William Mejía, con el respaldo de Simón Bolívar Beltré, presidente de Athene entonces. De este concurso se celebraron diez convocatorias regionales.

En la actualidad existe un movimiento encabezado por varios intelectuales azuanos, entre los que sobresalen Rannel Báez, Virgilio López Azuán y Apolinar de León Medrano que busca relanzar esta organización.

Azua cuenta con valiosas hornadas de escritores. En las promociones de autores de finales del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX sobresalen Héctor Viriato Noboa, Bartolomé Olegario Pérez, Hernani García, Héctor Marchena, Teodoro Noboa, Abraham Ortiz Marchena, Miguel Ángel Garrido, Renato D’Soto, Barón Noble y Héctor J. Díaz. También la provincia posee una buena camada de historiadores, de los que hablaremos más adelante.

Miguel Ángel Garrido es una de las figuras notables de la cultura azuana. Con su libro Siluetas logró la trascendencia literaria., pero además fue un combativo periodista que usó la pluma para denunciar el autoritarismo y la corrupción.

Nació en Azua el 14 de mayo de 1866, y era hijo de Antonio Garrido y de Isabel Aybar. Ejerció el magisterio desde la adolescencia y fue profesor del colegio San Luis Gonzaga, el Colegio Central y la Escuela Normal.

En un texto que le dedicó a Garrido, quien también fue profesor de letras y ciencias sociales, la investigadora Ángela Peña resaltó que este enfrentó con intensidad la dictadura de Ulises Heureaux (Lilís) y combatió vehemente la Convención de 1907 que permitía a los Estados Unidos controlar las aduanas y manejar a su conveniencia los recursos del Estado dominicano.

El intelectual Federico Henríquez y Carvajal definió a Garrido como un paladín del periodismo nacional y atleta de la prensa que mantuvo las páginas de diarios y revistas como curul, tribuna y cátedra, siempre en aras de la patria.

Además de reportero, Garrido fue jefe de redacción del Listín Diario y dirigió La Cuna de América y la Revista Ilustrada, una de las más importantes de su época. Escribía también en El Teléfono y junto a Leonte Vásquez fundó El Imparcial. Igualmente fue colaborador de Letras y Ciencias.

Francisco Javier Amiama Gómez fue un prolífico periodista y escritor, maestro normalista, pensador, autor azuano de finales del siglo XIX y principios del XX. Nació en Azua el día 11 de enero del 1867. Publicó varias obras, entre ellas La patria y la primavera, Canto Criollo, Genio de las Aguas, poema, Geografía poética y de la República Dominicana.

Como poeta, le cantó amor y a su país con vehemencia. Falleció en Santo Domingo de Guzmán el día 10 del mes de julio del 1943.

Eulogio Cabral es otro autor de finales del siglo XIX. Nació en la ciudad de Compostela de Azua el 11 de marzo del año 1868. Es autor del libro Cachimbolas (romances), el cual consta de cuatro tomos de los que dos fueron publicados, todos basados en temas patrióticos y de sabor popular. Fue una figura prominente. Murió Santo Domingo de Guzmán el 16 del mes de julio del año 1928.

Otro brillante autor azuano que tuvo que corto tiempo de existencia fue Bartolomé Olegario Pérez, sobre el cual el escritor y periodista Frank Núñez escribió recientemente: “Todo el que entra a la ciudad de Azua de Compostela por la vía de acceso principal tiene que pasar frente a la Escuela Básica Bartolomé Olegario Pérez, con una tarja que muestra los años 1873-1900, expresión de una vida breve, que en menos de tres décadas se ganó el mérito para que su memoria sea perpetuada entre las nuevas generaciones” .

Núñez también subrayó que el joven ido de este mundo a la edad de 27 años fue un poeta y periodista discípulo de Emilio Prud’Homme, que llegó en un tiempo a tenérsele como el verdadero autor de las letras del Himno Nacional.

En su artículo, publicado en El Caribe el pasado 9 de septiembre de este año 2022, Núñez se preguntaba extrañado que cómo era posible que un decreto del Poder Ejecutivo del 1972, ordenando el traslado de los restos de Pérez al Panteón Nacional, no se haya ejecutado medio siglo después.

Refería que en una serie publicada en el periódico digital Acento, el historiador puertoplateño Juan Ventura precisó que el decreto es el número 2140 del 1972. La revelación aparece en la entrega 92, del 2 de abril del 2021, donde se resalta que Pérez llegó a dirigir una página semanal del Listín Diario, como parte de su intensa vida periodística.

El caso es que Bartolomé Olegario Pérez es una figura presente en la vida azuana, pues no solo una escuela lleva su nombre, sino también una de las calles más transitadas del centro de Azua.

Otro poeta del pasado que tiene mucha resonancia en la cultura azuana es Renato D’Soto, autor del libro de cuentos Tonalidades, publicado por primera vez en el 1913. D’Soto, abuelo de la cantautora Olga Lara, fue periodista, escritor y maestro. También escribió el drama en tres actos Cómo marcha la justicia, sobre la intervención norteamericana del 1916.

Fue un activo periodista, creador de medios de comunicación en Azua. Además, se desempeñó como colaborador de otros medios nacionales y del exterior, como el Listín Diario. Renato D’Soto nació en el 1887 y falleció en 1955. Durante cuarenta años fue profesor de la Escuela Normal Superior de Azua, socio fundador del Club 19 de marzo, del Club Rotario y de la Asociación de Periodistas Azuanos. También fue masón y ateneísta.

Héctor J. Díaz, cuyo nombre completo era Héctor José de Regla Díaz, y ha sido el bardo azuano más popular. Es uno de los personajes de la novela El violín de la adultera, del reconocido escritor Andrés L. Mateo.

Díaz fue trovador popular, poeta modernista, declamador, locutor y compositor. Nació en Azua el 21 de enero de 1910 y falleció en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos el 30 de julio de 1950, a los 40 años.

El poeta y escritor Héctor Incháustegui Cabral dijo sobre él: “Fue un poeta fuerte y perdurable, que en parte tenía tinturas de poesía negroide y un ritmo inmejorable, donde prevalecía un estilo limpio, repletos de imágenes claras y llenas de vida”. Franklin Mieses Burgos también nos dice, sobre Héctor J. Díaz, “Poseía una personalidad única e inconfundible. Él era él en él mismo”.

Muchas de sus obras fueron divulgadas en el periódico Listín Diario. Además publicó varios libros como son: Lirios Negros (1934), Flores y Lágrimas (1935), Poesías y Canciones, Ritmos Íntimos (1936), Plenitud (1943) y Versos para una Sola Noche (1946).

Héctor J. Díaz fue compositor de las letras de canciones populares como los merengues El Negrito del Batey (junto a Medardo Guzmán), Mal Pelao y La Muerte de Martín; la criolla Tú Eres Mía, la balada Entre tu Amor y mi Amor, Lirio Fragante, etc.

Sobre Díaz, la periodista y escritora Angela Peña escribió en el periódico Hoy : “Es prácticamente inolvidable, uno de los más admirados, popular y celebrado poeta dominicano. A tal extremo ha llegado la devoción del pueblo por la figura y la producción de este cantor del amor, las ternuras, el despecho, los olvidos y celos, que ha denominado once calles de Santo Domingo con su nombre!”.

Argumentó que Héctor José de Regla Díaz no solo supo interpretar con gracia y estilo singular los sentimientos amorosos y las experiencias vitales del ser humano, sino que inundó los hogares nacionales con su voz a través de las emisoras de su tiempo y cuando no era él quien entonaba con pasión sus creaciones, o emitía comentarios en prosa, declamaban sus versos otros locutores en programas que se hicieron familiares en cada hogar del país.

Héctor Viriato Noboa es una figura insoslayable de la vida cultural azuana, y para evocarlo
III Festival Literario Sur, realizado en el 2021, le rindió un homenaje al recordado poeta con motivo de cumplirse el 110 aniversario de su nacimiento.

Noboa nació en el año 1911 y murió en el 1931. Fundó a los 14 años la Sociedad Literaria y Cultural Athene, y es autor del poemario Crisálida Poética.

Otras voces literarias azuanas
En la segunda mitad del siglo XX, surgieron otros creadores literarios como Carlos Sención, Eugenio Ruiz Casado, autor del himno de la Universidad Tecnológica del Sur (Utesur), Trinidad Sánchez y Julián Féliz Agramonte.

En las dos últimas décadas del siglo pasado se dieron a conocer varios narradores y poetas como Miguel Aníbal Perdomo, quien ha obtenido el Premio Anual de Ensayo y el Premio Internacional Ultramar de Novela, Otto Milanese, Virgilio López Azuán, Bernardo Silfa Bor, Julián Paula, Ninfa Estrada, Fabiola Céspedes, José Soto y Manuel Antonio Santana. De las últimas hornadas son Rubén Sánchez Féliz, Ana Marchena, Elsa Báez, Petra Saviñón, Luis Felipe Vidal y otros creadores.

Fue notable el progreso cultural que se registró en Azua en las dos últimas décadas del pasado siglo XX, en gran medida impulsado por el vigoroso activismo de William Mejía, gestor cultural, narrador y teatrista oriundo de Ocoa.

En esos años, fue creado el Círculo de Estudios Literarios Azuanos (Ciela), de donde surgieron narradores y poetas que han logrado trascender los linderos provinciales y acreditarse como autores reconocidos.

En el 2020, se conmemoró el 40 aniversario de la fundación del Círculo de Estudios Literarios Azuano (Ciela) y sus creadores e integrantes realizaron un encuentro virtual para rememorar la historia del colectivo y de la literatura azuana.

Entonces, el escritor e historiador Apolinar de León Medrano aportó la lectura de unas notas sobre el surgimiento y trayectoria del grupo y relató que el 28 de septiembre de 1980, hace 40 años, varios jóvenes inquietos de Azua fundaron el Ciela.

En el emotivo encuentro, convocado por el escritor Virgilio López Azuán, también participaron Otto Oscar Milanese, Emilia Pereyra, Rannel Báez, José Agustín Soto, Fabiola Céspedes, Manuel Antonio Santana, Erick Alcántara, Bernardo Silfa Bor, Arístides Payano, Ángel Mañón y Apolinar de León Medrano, entre otros.

Se recordó que la primera reunión del Ciela se realizó en el local de Radio Azua y asistieron Virgilio López, Víctor Manuel Mejía (fallecido) y Otto Oscar Milanesse.

“Fue una reunión informal donde nos propusimos buscar personas que les gustara la poesía. Ya en la segunda reunión se incorporó Apolinar de León Medrano, luego la profesora Ninfa Estrada, Emilia Pereyra, Fabiola Céspedes, Juan Pablo Pérez, Alfredo Navarro Campos, Guaricelis Ramírez, Ángel Mañón, José Soto, Rannel Báez, Bernardo Silfa Gomera, entre otros, muchos de los cuales son considerados como fundadores”, dijo Apolinar de León Medrano .

Miembros del Ciela han aportado a la bibliografía decenas de libros. También han obtenido numerosos premios literarios nacionales e internacionales y sus autores son considerados como “escritores del resurgimiento literario azuano”.

En la actualidad Azua mantiene una buena dinámica literaria y cultural. Cuenta con un centro cultural, el ya mencionado Héctor J. Díaz, grupos de teatro y literarios y otros colectivos dedicados a otras áreas del arte.

A la vez coexisten varias hornadas de poetas, narradores, ensayistas e investigadores, dramaturgos, actores, pintores, folkloristas, cantantes, bailarines, y entidades dedicadas a la creación como el Teatro Sur.

La investigación histórica en Azua

Además, a la investigación de la historia Azua se han dedicado varios autores. Tomás Alberto Oviedo Cano es uno de ellos. Este azuano, que fue meteorólogo, maestro, contable, vendedor, poeta, costumbrista, locutor, periodista, publicó las obras Antología de poetas de Azua y El maestro Camilo y otras tradiciones y leyendas de Azua.

Otro autor relevante es el general retirado Ramiro Matos González, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia, quien escribió Azua documental, Azua en la historia, Cronología militar de la Restauración, 1861-1865, tomo I y II y otros libros.

Otros azuanos que han publicado sobre historia azuana son Rafael Antonio Cuello, Apolinar Medrano de León, Rannel Báez y William Mejía, ocoeño, quien ha hecho importantes contribuciones al desarrollo cultural y literario de Azua.

Rafael Cuello Brito es autor del libro El Sisal: Tortura y muerte en la era de Trujillo.

El pasado año, Luis Naut, un promotor de la educación azuana y ex rector de la Universidad Tecnológica del Sur, publicó el libro Así se vive en Azua. Naut incluyó biografías de destacados munícipes que, por sus aportes, han contribuido de una u otra forma con la conformación del ser azuano.

Naut titula a uno de los capítulos como Los Quijotes, donde incluye a William Mejía, Tomás Alberto Oviedo Canó, Renato D´Soto, Emilio Prud´Homme, Miguel Ángel Garrido, Edna Garrido Ramírez, Arístides Estrada Torres y Ramiro Matos González.

Es un capítulo muy singular porque este grupo selecto de personalidades destacadas de las letras, la educación, las artes plásticas y la historia oral, simboliza a esos soñadores que con sus obras dejaron una impronta en los rasgos de la identidad azuana.

Henry Melo ha publicado Azua de Compostela, origen y fundación, disponible en Amazon y en el Archivo General de la Nación.

Los azuanos recuerdan con profundo agradecimiento a una figura que contribuyó enormemente a impulsar el desarrollo de Azua. Se trata del doctor Arístides Estrada Torres, médico de profesión, antropólogo, ensayista y humanista, quien vivió largo tiempo en Azua. Publicó el libro Raíces psicológicas de la poesía. Se le considera padre de la arqueología en esa provincia por sus valiosas investigaciones que tuvieron repercusión nacional.

Estrada Torres fue miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, miembro correspondiente de la Sociedad Dominicana de Geografía, miembro del Museo del Hombre Dominicano, del Instituto Duartiano y la Asociación Médica Dominicana.

Otros libros, otros autores

El comunicador Fernando Navarro ha hecho una importante contribución bibliográfica. En la conmemoración del quinto centenario de Azua puso en circulación, la obra Azua rescatada del Olvido, apuntes para la historia, considerada como uno de los trabajos más completos sobre la provincia, especialmente sobre la etapa contemporánea.

Cristian Ciccone, procedente familia de inmigrantes italianos llegados a Azua entre finales del siglo XIX y principios del XX, publicó el libro Historia Económica de la Provincia de Azua, Situación actual y Perspectivas.

También Mario Fermín Garrido Mañón, sociólogo de profesión nacido en la ciudad de
Azua de Compostela en 1948, puso a circular en 2005 la obra Pinceladas del Siglo XX Azuano, en el que trata temas sociales, culturales, de población.

Máximo Noboa es otro autor muy apreciado por sus coetáneos. Nació Azua en 1937. En el 2007 publicó “Azua de Compostela, Datos y Gráficas de su Historia”, en el que el dice que la obra “…nace como una expresión de un azuano que siempre se ha esforzado por dar a conocer datos y hechos de su pueblo”.

Es dable evocar al periodista Leo Reyes, fallecido en el 2007 . Ingresó a la UASD en el 1970, donde laboró en sus departamentos de Filosofía, Historia y Relaciones Públicas. Posteriormente, egresó de la Escuela de Comunicación Social.

Trabajó en La Noticia, Ultima Hora, Noti Tiempo, El Sol, El Siglo y El Nacional, y fue jefe de redacción de Radio Televisión Dominicana. Fue ministro consejero de la embajada dominicana en Haití, en el gobierno de Salvador Jorge Blanco. Hablaba creole y conocía la sociedad haitiana. Escribió el libro María de los Jazmines, los verdaderos orígenes de Peña Gómez y otros libros didácticos sobre el lenguaje. Leo Reyes era hermano del periodista Arístides Reyes, también fallecido, quien ejercicio el periodismo también.

Edna Garrido y otras mujeres creadoras azuanas

Es inevitable que hablemos de Edna Garrido de Boggs, es una figura cimera del ensayo y la investigación del folclor dominicano. Nació en Azua de Compostela el 19 de junio de 1913 y falleció en Virginia Beach, 11 de abril de 2010.

Publicó cuatro libros: Versiones Dominicanas de Romances Españoles, Folklore Infantil de Santo Domingo, Panorama del folklore dominicano y Reseña Histórica del Folklore Dominicano.

Pasó la mayor parte de su infancia en San Juan de la Maguana. Era hija del escritor y educador Víctor Garrido Puello y Tijides Ramírez Lasala, hija del general Wenceslao Ramírez.

Edna Garrido fue una autora muy interesante y prolífica. Completó sus estudios básicos en una escuela local en San Juan de la Maguana. Luego de diez años se mudó con su familia a la ciudad de Santo Domingo. Se graduó como maestra en 1934 y trabajó como educadora hasta el 1946. Participó en un curso de introducción al folclore en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

En 1946 viajó a Estados Unidos para continuar sus estudios de folclore. Allí estudió bajo la dirección de Ralph S. Boggs y otros especialistas en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill.

Otra escritora e investigadora azuana es Ana Marchena, residente en Puerto Rico, pero nacida en Azua. Es poeta, cuentista, ensayista y lingüista. Es autora de varias obras, entre ellas de La doble negación del español dominicano: la interfaz lingüística, dialectal y social. Es rectora del Colegio Universitario de San Juan.

Ha publicado varios trabajos investigativos en el área de lingüística y varios de sus poemas y cuentos han sido publicados en las antologías Abrazos del Sur (2011, 2012, 2013, 2014 y 2015) del colectivo Canciones sin fronteras que aglutina escritores latinoamericanos. En Abrazos del Sur (2013), publicó su primer cuento La Singer. En mayo de este año (2016), dos de sus obras fueron reconocidas por el Rector de la Universidad de Puerto Rico, Dr. Carlos Severino dentro del acervo intelectual puertorriqueño en la Obra Creativa País: Migración (cuento, 2015) y Pasado, Presente y Futuro (poemario, 2014).

Otra figura del ámbito artístico y cultural notable de Azua es Olga Lara, quien en últimas décadas del pasado siglo XX fue una de las cantantes más populares y galardonadas. Luego de retirarse el ámbito del canto popular se formó como psicóloga y ha descollado como poeta, especialmente como cultora del soneto. Recientemente el Senado de la República reconoció su trayectoria en el arte .

Lara ha publicado los libros Algo de mí, Cosas del alma a la luz de psicología” y Tras las barrancas”. El último es un libro de sonetos escrito durante la pandemia “dedicado muy especialmente a los héroes de este tiempo: médicos, enfermeras, paramédicos, trabajadores sociales…seres humanos que con su amor y entrega hicieron que fuesen más llevaderos estos últimos dos años cargados de pérdidas, duelos, llanto…”.

Petra Saviñon es poeta y periodista. Es autora de los poemarios de Entre Brumas (2006), Duelos (2014) y Retazos (2019).

Elsa Báez en una escritora y periodista de las últimas promociones literarias. Ha publicado los libros Antología Poetas de la Era, volúmenes 1-2 y 3, Mi infierno (poesía), Historias de cicatrices (narrativa) y El funeral interno (narrativa). Formó parte del Centro cultural ATHENE, del Movimiento Universitario MCU y participé en Teatro Kandela.

Otros protagonistas de la cultura azuana

En el arte musical es notable el aporte de Pablo Claudio, quien escribiera las óperas «María de Cuellar» (la esposa de Hernán Cortés), y «Las Américas». Es considerado uno de los artistas azuanos más importantes por sus grandes aportes, sobre todo, en la música.

Ramón Madora fue un destacadísimo exponente del arte, pues se le reconoció por sus contribuciones al desarrollo de la mangulina, cuyo baile llevó a playas extranjeras.
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Ramón Amador Gué, nombre completo del folclorista, nació en el 1880 en Las Terreras, Pueblo Viejo. Fue el aplaudido compositor de Por allá por Guayacanal y de Ramón Madora cogió un machete y vengó a su hermano, canciones que lo convirtieron en un ícono de la música en la provincia.

Madora murió después de cumplir cien años, y sigue inspirando a jóvenes de la provincia que han incursionado en el arte folclórico, a través del grupo Ramón Madora creado en1984.

Como músico, son notorios los aportes del trompetista Armando Beltré en el arte popular.

En la actualidad, en Azua operan importantes instituciones culturales: El Grupo Enriquillo de Investigaciones Históricas, Arqueológicas y Antropológicas, que edita la revista UPHIA, la Sociedad Literaria y Cultural Athene, el Centro Cultural Héctor J. Díaz y otras organizaciones.

Como hemos podido ver a lo largo de esta conferencia, Azua ha sido y es sumamente fecunda en materia de producción intelectual y afortunadamente cuenta con legiones de hombres y mujeres en plena capacidad productiva, con auténtica vocación para continuar aportándole a su provincia y al país.

Muchas gracias.

IX Feria del Libro de Historia, realizada del 24 al 28 de octubre de 2022 por el Archivo General de la Nación, en  Santo Domingo